Traté de no involucrarme tanto con él. Trate de no pensar tanto en él. Trate de no perseguir a mis sentimientos. Traté de huir de ellos. Trate de ver mi historia como narrador y no como protagonista. Traté de verla desde lejos. Traté de verla lejana a mí. No quise sentirla propiamente como MÍA. ¿La razón? Simplemente por miedo a sufrir. Y me dijeron: “Vas a sufrir tratando de no hacerlo”. Y es verdad, pero es mejor ése sufrimiento. Quise mentirme a mí misma. Porque sí, me mentí. Quise creer algo que no era cierto. Me involucré demasiado con él. Pienso mucho en él. Sigo a mis sentimientos con un paso rápido. Y dejé que me persigan. Viendo la historia como narrador más sentía que la vivía. Creí verla de lejos pero estaba demasiado cerca. Sinceramente, sabía que es MI historia y que yo era la protagonista.