La mirada dormida, la piel blanca, los labios al rosa natural.
Sus llegadas sorpresa y gesticulaciones exageradas.
Su paciencia y su tiempo... ¿Quién soy yo para adueñarme de eso?
¿Quién soy yo para ser la única en poder entrar en el mundo de aquel muchacho aniñado?
Aquel muchacho con pesado pasado, insistente presente e incierto futuro.
Aquel muchacho que andaba bailándole a la vida, sin bailar.
Aquel muchacho que me hizo dudar.
Que esperaba el momento donde asimilar su hombría.
Que tenía más sueños de lo que parecía,
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