Es increíble cómo te apareciste nuevamente en mi vida. Recuerdo perfectamente el día que te ví. Yo, yendo en ése colectivo y miré hacia mi derecha. Los ojos se me abrieron. ¡NO! , dije en voz alta rompiendo el silencio que había, salvo el ruido que hacía el transporte. Estaba lleno de gente, pero me olvidé de que había alguien allí en ése momento.  Ví cruzando la Av. Independencia dos chicos, pero me llamó la atención uno. Me llamó la atención su nariz, su tono de piel, su ropa de CABJ, pero sobre todo me llamó la atención su flequillo, ése tan particular. Ése flequillo que no había visto en otra parte. En el único que lo ví fue en… No, no, imposible. ¿ÉL? No había un 100 % de probabilidades de que fuera la persona que estaba pensando. Yo no sabía dónde era la parada más cercana pero tenía que bajarme lo antes posible. Parada en la puerta esperando que el colectivo deje de andar me di cuenta que me estaba alejando demasiado de aquella avenida. Pensé: “No me importa, si voy corriendo llego”. Al fin llegué a la tan esperada parada. Bajé un escalón y pensé: “Voy corriendo por la calle hasta que lo vea, cuando lo vea me pongo delante de él. ¿Si no es él? Me muero de vergüenza. ¿Y si es él? ; Me pongo a llorar y me humillaría por el resto de mi vida.” Subí el escalón, no bajé.                                                                                                                  
Estuve pensando sobre esto durante mucho tiempo. Arrepentida, por mi cobardía. Odiándome. “¿Y si era él? Y yo por CAGONA no bajé.” Criticándome, y burlándome una y otra vez. Ése es uno de los poderes que él tiene sobre mí. Puede lograr que me mire al espejo y me de asco, vergüenza, bronca. Él tiene algo especial, tiene una forma de PODERME. Lastimosamente tiene eso, que logra controlarme.